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domingo, 29 de julio de 2018

POSADAS : Vivir con miedo: cuando la violencia está en las puertas de la casa

Vecinos de barrios “conflictivos”, donde las peleas, los robos, la droga, el alcohol e incluso la muerte transforman el concepto de comunidad que los caracterizaba. 




Es común encontrarse con personas llegadas de otros puntos del país o del extranjero que “escapan” de la inseguridad y la violencia para vivir en Misiones. Sin embargo, algunos barrios de las zonas urbanas más importantes corren el riesgo de cambiar su “tranquilidad” habitual, por culpa de vecinos que todo lo alteran.

En este último tiempo hubo varios casos resonantes de peleas, robos violentos y crímenes en algunos sectores de la ciudad de Posadas , donde la comunidad vive con temor y con el peligro latente de encontrarse con la inseguridad y la violencia en la puerta de su propia casa.

La muerte merodea en el barrio

La recorrida comenzó en el barrio San Lorenzo, donde hace unos días mataron a puñaladas al joven Cristian Daniel González (17 años). Este lugar posee varios puntos que son conflictivos por demás. 

Juan es un antiguo vecino, que no quiso dar su apellido, por el temor de terminar siendo víctima de represalias. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN dijo: “Como en todos lados, acá hay gente buena y otra no tanto. El tema es que, a través de los planes sociales, se perdió la cultura del trabajo y al acostumbrarse a vivir de los planes, no se transmitió a los hijos que para tener las cosas hay que trabajar. Así, hoy la mayoría -no todos (aclara)- son ladrones, drogadictos y protagonistas de hechos terribles, en el barrio o afuera”.

“La muerte del joven es un claro ejemplo, pero no es el único. Varias veces las peleas entre bandas se apoderan del barrio por culpa de que no tienen trabajo, están todo el día en la casa, no van a la escuela y entonces se juntan a tomar bebidas alcohólicas, drogarse, y al final del día terminan desconociéndose y peleándose entre ellos o peor, molestando o robando a los vecinos”, sentenció.

A su turno, Graciela, con más de diez años en el barrio, explicó que “la droga se apoderó de grandes y chicos. Acá por ejemplo está la Fundación San Ramón, donde se realizan muchas actividades e inclusive hay un comedor y una escuela, pero los jóvenes van por un tiempo y luego no aparecen más, por lo general porque no andan en nada bueno y ahí uno ya empieza a imaginarse lo peor”.

 “El barrio es grande, pero hay lugares donde están fuera de control. Hace falta, urgente, más presencia policial y no es descabellado, como dijo una de las vecinas del chico que murió apuñalado, que debería entrar la Gendarmería, porque muchas veces pagan justos por pecadores”, opinó.

Relocalización forzada con un triste saldo

En el barrio A3-2 falleció a principios de julio Arnaldo Amarilla, en un confuso episodio, presuntamente a manos de la policía provincial. 

La víctima era un exconvicto que fue denunciado por amedrentar a los vecinos del barrio y a más de uno le provocaba temor.

Pero las disputas vecinales no son el único conflicto existente en este barrio, al igual que en Las Vertientes o en A4: sucede que en estos lugares se propagaron también en los últimos años las “pandillas”, grupos que “se juntan a tomar, drogarse y delinquir”, según contaron los vecinos y que, cada tanto, son protagonistas de peleas entre ellas mismas.

José Nicolás vive en A3-2 y recordó que “este barrio es de gente relocalizada de distintas zonas ribereñas de Posadas, en su mayoría humilde y trabajadora, pero también están las nuevas generaciones que no trabajan, no van a la escuela, no hacen nada y algunos son realmente un peligro para todos”.

“Acá uno siempre tiene que andar con mucho cuidado, porque una cosa es cuando están ‘sanos’, te ven, te conocen, te saludan; y otra muy diferente cuando están tomados o drogados, ahí no conocen a nadie; y cuando están entre varios es peor”, remarcó.

Además, este vecino se encargó de advertir que “en el barrio ganó mucho terreno la droga y es una verdadera lástima, porque no sólo se consume: se reparte y vende”.

Pasillos cargados de misterio y temor

La chacra 181 es otro punto histórico de conflicto, una de las zonas conocidas como “calientes” en Posadas. Ubicada a la vera de la avenida Urquiza y San Martín, de cara al río Paraná, fue objetivo de la Policía en las últimas horas.

Además, hace tan sólo una semana, una gresca entre dos personas derivó en un conflicto al que se sumaron más individuos. Esto hizo que los vecinos llamaran al 911, la Policía intervino en el lugar y, al momento de ingresar al barrio, un grupo de violentos los atacó con palos, piedras y todo tipo de objetos contundentes. El saldo fue tres móviles dañados y un suboficial que tuvo que ser hospitalizado por lesiones en la rodilla derecha.

Además, en marzo pasado, en calles internas del barrio -y por orden del Juzgado Federal de Posadas- la Policía allanó varias casas investigadas por comercialización de marihuana, cocaína y hasta de armas de fuego.

Sumado a las drogas mencionadas, en su mayoría fraccionada para la venta, los investigadores hallaron armas de diversos calibres y también “tumberas”. Como si fuera poco, fueron secuestrados balanzas y elementos presuntamente utilizados para el narcomenudeo.

Con este panorama, Julio, un vecino que hace 32 años está asentado en dicho barrio, comentó: “Acá viven cientos de familias, algunas desde los años ‘80, inclusive. Es un barrio como cualquier otro, pero siempre hubo inadaptados que anduvieron en cosas raras y hoy las nuevas generaciones siguieron por ese mismo camino”.

Uno ya está viejo, pero siempre tuvo que estar atento por los hijos, la familia, porque acá nunca se sabe, es tierra de nadie. Hace dos semanas le robaron a mi hijo y eso que toda la vida estuvimos acá y nos conocen. Lo mejor es no meterse y cuanto menos uno sabe, mejor. Por algo ni la Policía quiere entrar a veces en el barrio, y no es de ahora: pasó siempre”, recordó.

Entre aguas turbias

En tanto, la chacra 159 a la vera de la desembocadura del arroyo Itá y el río Paraná, sobre las márgenes de las avenidas Centenario y Tambor de Tacuarí, entre Jauretche y Eva Perón, es un lugar recurrente de denuncias por conflictos entre vecinos, robos, consumo y venta de drogas, entre otros males acuciantes para los habitantes del barrio, que buscan la tranquilidad que perdieron hace años.

Ramón vive desde hace mucho en el lugar, está solo y, pese a ello, cumple un importante rol social. “La delincuencia juvenil es realmente un peligro mayúsculo, a eso se debe sumar el consumo de bebidas alcohólicas y drogas. Además, caen presos, pero, al ser menores de edad, en pocas horas vuelven a estar sueltos. Hasta uno me confesó: ‘Tengo más de 20 causas, pero salgo cuando quiero’. Es increíble”.

También explicó que “de noche no se puede caminar por la Tacuarí en cercanías de Villa del Parque o la Centenario, sobre el arroyo Itá, ni los colectivos pasan más después de las 20. La Policía se cansó de venir ante los constantes llamados y la reciben con piedras y palos. Uno debe llavearse al caer la tarde y encomendarse a la buena de Dios para que no le suceda nada”, sentenció.

Las historias tristes y trágicas conviven con el trabajo y la solidaridad que son el otro extremo de la vida barrial. Antes que sea tarde, los consultados piden que no haya un operativo policial de un día sino patrullajes constantes. Así como hay buenos  y malos policías, hay vecinos con las mismas características. 

Pero los malos, muchas veces, contagian a otros que actúan en bandas que terminan con las ganas de progresar de los habitantes que no comparten las malas costumbres.

Foros de seguridad

Desde la Policía Comunitaria indicaron a PRIMERA EDICIÓN que “existe un trabajo constante con los presidentes de los foros de seguridad, son 114 distribuidos en toda la provincia, dependientes de cada comisaría”. En ellos se coordinan acciones “en base al contacto con los presidentes de las comisiones barriales, que comentan sus situaciones, necesidades o propuestas en materia de seguridad. En base a eso conformamos un equipo interactoral comunitario, que lleva las soluciones a los problemas evidenciados”. 

En ese sentido, “la Subsecretaría de Seguridad y Justicia en conjunto con el Ministerio de Gobierno convoca a profesionales de acción comunitaria de distintos puntos del país, que brindan las charlas y capacitaciones destinadas a la resolución de conflictos vecinales, eso contribuye a la seguridad y la tranquilidad pública en los barrios”, remarcaron.  En cuanto a los “barrios conflictivos” de Posadas, aseguraron que “no se puede decir que algunos son más que otros, porque todos tienen su dinámicas de convivencia”. 

Ante otro tipo de situaciones “se activan los mecanismos de seguridad para llevar operativos de prevención al barrio, los famosos ‘megaoperativos’, que son integrales, donde confluyen desde el Ministerio, la Jefatura, las Unidades Regionales, Comisarías, Unidades Policiales Caninas, los de prevención de delitos, la motorizada, Infantería, GOE, etc.”, detallaron. 

Desde el 2016 a la fecha, “hablando de megaoperativos, donde confluyen todas las unidades policiales con prestación de servicio, en la ciudad de Posadas o en determinados municipios del interior, a nivel provincial se están realizando tres por semana sumados a  los usuales operativos de seguridad de los fines de semana”, explicaron.
 
Fuente Primera edicion 
 
Ante este preocupante panorama, PRIMERA EDICIÓN realizó una recorrida y dialogó con vecinos de algunos barrios posadeños, “marcados” como potencialmente “conflictivos”, “caldeados” y “de temer”.

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